Una conversación colectiva. Hace  más o menos treinta años me tocó disfrutar de una rara situación. Por algún motivo todos los teléfonos de mi barrio quedaron interconectados y no se podÃan hacer llamadas hacia números de otra central. Cuando levantaba el auricular entraba en una conversación colectiva, donde lo más divertido era desconocer al otro. Ahora que comienzo a recordar, me doy cuenta de que ésta es la primera crónica de una experiencia en red y, también, el primer chat con voz en el mundo.
Coincidió con los meses de vacaciones escolares en los que todos tenÃamos tiempo; se crearon nuevos vÃnculos, amistades y nacieron amores que de otra manera no se hubiesen gestado. También se disolvieron las barreras geográficas ya que en el barrio estaban los que vivÃan de uno y otro lado de las vÃas del ferrocarril. Pero la compañÃa de teléfonos arregló el cortocircuito en sus equipos, y el juego concluyó. Como no era la época de las nuevas tecnologÃas de información, sino todo lo contrario Âpor la escasez de lÃneas telefónicasÂ, la diversión no tenÃa muchas posibilidades. A nadie se le ocurrió entonces pensar en una plataforma comercial a partir de esa red telefónica, abierta las 24 horas, para con sólo levantar el auricular generar un mercado de productos y servicios. Este fue un accidente que, sin reunir las condiciones históricas y tecnológicas, nació destinado a perecer.
Eso sucedió hace treinta años. Hoy se llama economÃa interconectada, y desencadenó una serie de oportunidades a una escala nunca vista y generadora de transformaciones culturales. Esta nueva cultura económica global se caracteriza por la descentralización de la propiedad y del patrimonio, por la agrupación del conocimiento que sustituye a la del capital, por un énfasis en una sociedad abierta y. lo más importante, por un aumento de la confianza en los valores económicos como base para la toma de decisiones.
To bit or not to bit. Los inicios de la conversación colectiva (1/3)
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